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La picota..  
En toda la provincia de Guadalajara, normalmente identificamos "picota" y "rollo" pero no significan lo mismo. En el Diccionario de la Real Academia Española los define de la siguiente manera:
- Picota como "Rollo o columna de piedra o de fábrica, que había a la entrada de algunos lugares, donde se exponían públicamente las cabezas de los ajusticiados, o los reos"
- Y rollo como "Columna de piedra, ordinariamente rematada por una cruz, que antiguamente era insignia de jurisdicción y que en muchos casos servía de picota".

Es decir que mientras la picota era un lugar de castigo, el rollo era un símbolo que indicaba que el lugar tenía justicia propia y pertenecía a un señor, al menos inicialmente, porque luego el rollo empezó a hacer las funciones de la picota como lugar de castigo y exposición de reos, acabando ambos nombres por designar el mismo objeto público

La picota inicialmente era de madera, material perecedero, por lo que al desaparecer comenzaría a hacer el rollo las mismas funciones para la administración de justicia, pues éste se construía de material más consistente como mármol, granito o arenisca. Realmente basta mirar al monumento para saber si su objetivo era penal (tiene garfios, cadenas u argollas) o simplemente jurisdiccional (con escudos reales o señoriales). De los salientes se podían colgar a los reos por lo que en algunos lugares se le llama "horca" a la picota.

El rollo o la picota sólo podía ser levantado en lugares que tuvieran la categoría de villa, por lo que necesitaban autorización real. Ser villa (sea de realengo, señorío, abadengo u obispal) implicaba la independencia de otra población cercana (villa o ciudad) por lo que la declaración de villazgo era un sinónimo de libertad ya que desde su proclamación como tal, la población tenía capacidad para administra justicia allí mismo, recaudar determinados impuestos o tener alcalde, sin depender para nada de la población de la que hasta ese momento había dependido. El monumento era un símbolo de júbilo y orgullo para el lugar (Horche hizo pregonar en Guadalajara, Lupiana y Tendilla cuando construyo su primera picota

Lo primero que hacía una nueva villa era levantar horca, picota y cuchilla, así como nombrar sus jueces y autoridades locales. Otra tema (que inicialmente ni se cuestionaba) era el hecho de que la justicia administrada en esa picota era sólo para los villanos, nunca para la nobleza o los eclesiásticos, por lo que en el transcurso de los tiempos la picota comenzó a convertirse en el símbolo de la opresión del pueblo, de la existencia de dos "varas de medir" para nobles o para villanos: los villanos, al rollo, pero nunca los nobles o eclesiásticos. Esta situación existió hasta el Código Penal de 1822, donde se pasó a la “justicia real”.

Esta, la nuestra, la de Lupiana, tiene sus orígenes en el s.XVI, y podemos pensar que fue cuando Lupiana alcanzó la categoría de Villa, separándose de “El común de Guadalajara”, pues hasta entonces se dependía a todos los efectos de la capital. Cuando Felipe II, concedió los derechos sobre la villa al monasterio, la separó de “el común”, y la dio poder para tener alcalde, jueces y alguaciles, es decir, poder impartir justicia. Aunque eso sí, siempre nombrados por el prior del monasterio, y bajo su “bondadosa” protección.

Referencias:
1. José María Ferrer González, "Rollos y picotas en la provincia de Guadalajara", Wad-al-Hayara num. 7, pags 103-140 (1980).
2. Felipe María Olivier Lopez-Merlo, "Rollos y Picotas de Guadalajara", Ed. Aache (1998).
3. Mariano Martín Rosado, "Rollos y Tierras", Ed. de la Librería Rayuela (2000).
4. José Luis García de Paz. “www.alcarria.com”

Fotos: fgh